Quise tomarme unos días para, con las aguas más calmadas,
hacer una reflexión sobre lo ocurrido la semana pasada y que es de conocimiento
público.
Si me permiten, mis queridos compatriotas, dividiré esta
misiva en tres puntos fundamentales:
1. El
primero, y por lejos el más relevante, es el que me empuja a escribir estas
líneas: expresar, desde el fondo de mi corazón, mi más profundo y humilde
agradecimiento a todos aquellos que me hicieron llegar, por todo tipo de vías,
su respaldo incondicional a una candidatura que no busqué, pero que (ustedes lo
conocen), asumí con toda la responsabilidad con la que he asumido siempre todas
las tareas que se me encomendaron desde niña. Desde cuidar de mis hermanos
menores mientras mi Madre y mi Tía lavaban ropa ajena para sostener el hogar,
hasta la importante tarea de trabajar por mi país en mi segundo período como
Asambleísta Nacional. Todo en mi vida lo he tomado con seriedad, con
profesionalismo y dedicación y con la honradez y la honestidad intelectual que
han marcado mi trayectoria pública y privada. Los votos en política, todos
sabemos, son circunstanciales y obedecen muchas veces a coyunturas y
situaciones ajenas a la gente, pero yo me sentí y me siento una triunfadora
absoluta por el masivo respaldo que recibí de quienes realmente me importan:
mis conciudadanos. Por ellos cada día me despierto con la ilusión renovada y el
deseo de trabajar incesantemente para cumplir con sus mandatos. Es indescriptible
sentir el cariño y el apoyo de la gente, incluso de personas que están en
veredas ideológicas distintas, pero que se han dado el trabajo de seguir mis
actuaciones y que confiaron en que les representar digna y honradamente en un
cargo de tan alta investidura como es la Presidencia de la Asamblea Nacional.
2. Es para
mí, muy importante, que ustedes conozcan la forma y el proceso en que mi nombre
salió ante la opinión pública y luego ante la Asamblea. Fue el jueves 8 de
marzo que, durante la jornada de protesta ciudadana, por los bochornosos hechos
que involucraron a altas autoridades de los poderes del Estado (entre ellos el
Presidente de la Asamblea), que un grupo de personas, cobijados en colectivos
como Vigilancia Ciudadana, de mujeres y profesionales, comenzaron a decir que
mi nombre debería considerarse para esa dignidad. Quedó ahí y pensé que iba a
ser algo propio de la euforia y entusiasmo que este tipo de marchas generan.
Sin embargo, fue una gran sorpresa, ver que esa iniciativa iba tomando forma a
través del uso de las nuevas tecnologías. Grupos de WhatsApp, páginas de
Facebook, Twitter, entre otras, comenzaron a darle fuerzaa al tema y lo viralizaron
durante el fin de semana. Ya el lunes, diferentes líderes de opinión, colegas
asambleístas, gente del más alto prestigio se hicieron eco de la propuesta y lo
expresaron e través de los medios independientes que tienen una altísima
repercusión a nivel local y nacional. Fue entonces que estalló todo y se
despertó mi sentido de compromiso por no fallar a la gente que movía todo sin
ningún tipo de interés más que la confianza que depositaban en mí. Todo esto,
llegó al Bloque de Asambleístas de CREO quienes, como un puño cerrado,
decidieron darme formalmente el apoyo y mocionar mi nombre en las elecciones del
pasado miércoles. Vale recalcar aquí el apoyo de Guillermo Lasso y los líderes
de CREO en todos los niveles que también se acercaron brindándome su apoyo en
esta quijotesca cruzada. Me sentí abrumada y desbordada de tanto cariño y de
tanto agradecimiento que sentía.
3. Finalmente
pasó lo que todos sabemos, pero lo que sí les digo es que, fiel a mi espíritu
indomable, esto no me produce ni el menor decaimiento de seguir en la lucha, de
seguir mi carrera apoyando a los emprendedores, a las mujeres, a los jóvenes, a
los trabajadores, a los afros, a los indígenas, a todos los que están en
condiciones de desventaja, para que algún día este sea el país de las
oportunidades y no el país de las desigualdades.
Mae Montaño Valencia
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